La diferencia principal es su precisión: la soldadura de cobre, debido a su propia naturaleza, garantiza una precisión constante a lo largo del tiempo y no puede ser modificada por factores externos, a diferencia de la fijación mecánica, que está sujeta a alteraciones debidas a la intervención humana, a un ajuste incorrecto o a un mal funcionamiento de la máquina.
Otra diferencia es el nivel de seguridad que garantiza: la herramienta con placas soldadas debe superar las pruebas de sobrevelocidad al doble de RPM, mientras que la fijación mecánica se detiene al 1,5x.